Primera salida de la temporada por los alrededores de Santa Bàrbara

Después de dos meses sin salidas conjuntas apetecía mucho reencontrarse. Este septiembre hemos empezado la temporada paseando por los alrededores de la vecina Santa Bárbara. Y digo paseando porque la caminata era muy suave, aunque nadie nos ha ahorrado la docena de kilómetros que hemos hecho entre el fresquito madrugador y el sol implacable de las 12 del mediodía. Pero un recorrido de este tipo invita a la conversación, sobre todo, después de días de no vernos y teníamos ganas de todo: contar las experiencias del verano y conocer las propuestas de la nueva temporada.

Hemos salido del pueblo y hemos ido hacia los campos cultivados de las afueras. Hacía gozo pasar junto a hileras de naranjos con el olor intenso del azahar. Ir a ver los campos florecidos parece ser un esnobismo hoy en día; nos hemos hecho tan urbanitas que nos hemos olvidado de los ciclos de la naturaleza. En esta salida hemos podido ver de cerca los naranjos en flor y los olivos cargados a rebosar. Y es que hoy una de las experiencias más gratificantes ha sido desayunar junto a unos olivos milenarios. Extraordinarias. Después hemos pasado por el Molino de Vallés, antiguo molino de aceite, hoy en día aprovechado para realizar actos culturales, según nos han dicho. Hemos continuado por la orilla del canal y haciendo un poco de curvas a las 12h hemos llegado al punto de inicio. Y sin hacernos esperar debemos ir al restaurante donde antes de comer queríamos asistir a la asamblea anual de la asociación, que siempre se hace al empezar la temporada.

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